El siguiente art�culo fue publicado originalmente para el peri�dico The Clinic. Hoy a m�s de dos años de haber sido escrito este reportaje puede leerse sin problemas de temporalidad y de contingencia. Es un tema de los que nunca pasan de moda.

YO QUERIA SER CURA

Renunciar a la familia, al hogar, a una vida "normal", al amor de una mujer y por sobre todo al sexo, para convertirse en sacerdote, debe ser quizás una de las mayores y más difíciles decisiones de un hombre. Pero existen algunos tipos que a medio camino se arrepienten y una vez dentro del seminario se dan cuenta que la vida del sacerdocio no es para ellos, esta es la historia de aquellos que renunciaron a la protección de la Santa Madre Iglesia Católica.

Daniel Vak Contreras

El reality show de la Fe

Luis Henríquez es un tipo raro, a primera vista se ve educado y culto, habla bien, parece un profesional, pero si le preguntas, él te dirá que jamás a pasado por una universidad a pesar de tener grandes capacidades intelectuales. A pesar de lo que se podría creer, Henríquez no estudio en un colegio católico pero ya a los 17 años pensaba en ser cura. "Todo empezó cuando unos chicos que andaban en misiones pasaron por mi casa y me invitaron al mes de María, debo admitir que como las niñas que me invitaron eran muy bonitas, decidí a ir a una reunión donde hablaban de temas cristianos"

Henríquez actualmente casado y dueño de un video club, cuenta que por aquellos años, su personalidad tenia una extraña mezcla entre idealismo, generosidad e imbecilidad, y agrega que cuando se da está mezcla es muy peligroso, por que cualquier movimiento, partido político, religión o tendencia musical puede afectar mucho a los jóvenes.

Luis tiene 32 años y recuerda, a pesar de que lo niega, con cierta nostalgia los años en que su religiosidad e idealismo era parte importante de su vida. "Cuando se tiene 18 años los buenos ejemplos marcan como fuego, entonces uno quiere ser como aquellos curas "choros" que uno conoce, pero lo malo es que de la noche a la mañana cuando uno crece como persona, se da cuenta que todos son corruptos y ahí empiezan las dudas"

El seminario es un ambiente es un ambiente extraño, es como un reality show, agrega Henríquez, dentro del internado todo el ambiente es controlado, no hay mucho contacto con la realidad y lo que uno vive no es normal, por ejemplo los curas nos dejaban tomar algunas cervezas y fumar, pero todos te miraban tan raro cuando lo hacías que el sentimiento de culpa era inevitable. "Otra de las cosas que pasan en el seminario es la falta de lealtad entre los compañeros, al igual que en los reality esto es como una competencia y cuando algunos de los futuros curas se retira, todos los "cabros" se pelean por quedarse con la sotana o con determinado libro de misas o las estampitas."

Un día normal en el seminario de San Bernardo comienza a las seis de la mañana, a las seis treinta hay que ir a meditar a una capilla y de siete a ocho se realiza la misa. "La verdad es que muchas veces en la meditación de la mañana yo me quedaba dormido y ponía cara de concentración para que nadie se diera cuenta, pero lo cierto  era que todos mis compañeros dormían placidamente con sus frazadas encima del cuerpo, esto porque la capilla era muy helada, claro que ninguno lo reconocía". El doble estándar era cosa de todos los días en el seminario, algunos compañeros tienen pololas los fines de semana y tipos que se retiran y vuelven al seminario una y otra vez, incluso algunos han llegado a estar en siete seminarios y nunca llegan a curas, cuando se les terminan los de Chile se van a Argentina y así siguen eternamente, algunos jamás pueden despegarse de la iglesia y cuando se retiran definitivamente, terminan haciendo clases de religión en colegios de curas.

Las clases en el seminario incluyen teología, fe, doctrina cristiana, latín  y  filosofía entre otras materias que no tienen aplicación alguna en la vida normal, en las clases hay temas que jamás se hablan como la inquisición, el abuso sexual  y en general todos los temas que incomodan a la iglesia, cuenta Henríquez sentado en su cómoda casa del paradero 38 de Grana Avenida.

A pesar que han pasado muchos años desde que Luis estuvo en el seminario, aun se puede notar algo de nostalgia cuando habla de su paso por la vida religiosa y quizás la frase que más lo representa al momento de explicar sus ganas de entrar al sacerdocio sea "la necesidad de servir a Dios a la iglesia y a las personas".

Este mismo deseo se convierte en contrariedad cuando Luis recuerda como sus compañeros veían el sacerdocio como una pega más y convertían todo en dinero y al final lo único que les importaba, esto según sus propias palabras, era el status. "Era normal escuchar discusiones donde el tema principal era cual era la mejor camioneta para servir a Dios, incluso algunos seminaristas peleaban por quedarse con determinadas parroquias, porqué eran las que más plata tenían"

Como los bienes de la iglesia siempre se van acumulando, ya que los curas no tienen hijos o esposas, todas las cosas que se compran van quedando para el sucesor en el cargo, otro motivo es que una parte importante del sueldo del cura es en base a las donaciones de los fieles, estar en una zona pobre no es muy rentable.

La unión de todas estas cosas hacen que uno se cuestione su vocación, revela Luis, quien estuvo durante tres años en el seminario, otra de las cosas que más me impacto fue lo del "banco de misas", si tu los miras y analizas bien, en el mundo no se realiza una misa si no hay alguien que pague por ella, hay algo conocido como el banco de misas y que lo maneja el obispo, cada año se establece un valor para las misas y cada vez que se hace una se cobra dicho valor, puede ser un casamiento, un bautizo o un servicio en recordación a un muerto, pero siempre se cobra y este dinero es para el cura que oficia la misa, cuando en determinada zona no hay mucho dinero, quien paga las misas es el propio obispo, a través de esto que es conocido como banco de misas, lo que pasa es que hay fieles en el mundo que pagan por muchas liturgias, como los fieles alemanes que encargan 300 misas y pagan la intención de misa, pero como en Alemania no pueden hacer tantas misas el obispo de Munich se las encarga al obispo de San bernardo y este se las encarga a uno de sus sacerdotes y les entrega la plata a fin de mes.

Salir al mundo real

Cuando se deja el sacerdocio, los compañeros y los curas lo entienden como una traición a la Fe, y te comienzan a discriminar y no te hablan, en otras palabras se olvidan que alguna vez fuiste seminarista, cuenta Henríquez con un tono de voz con algo de rabia y vergüenza.  "El problema es que yo entre al seminario a los 18 y salí a los 22, y no sabia hacer nada y de alguna forma tenia que trabajar y poder sobrevivir, lo del liceo no te sirve mucho y lo que aprendes en las clases de latín y filosofía a lo más te permiten ser profesor de religión y ahí viene una gran conflicto por que comienzas a trabajar con la misma iglesia que tu rechazaste, enseñando unos valores en lo cuales no crees"

La iglesia no tiene asesores vocacionales y como muchos de los que salen del seminario no logran tener un espacio en el mundo civil, lo único que les queda es ser sacerdote, ya que para eso están preparados y las personas nunca lo dejan de mirar a uno como el padrecito. Yo estoy convencido que hay un numero importante de personas que terminaron siendo sacerdotes por que no les queda otra.

Tener sexo con un cura es la fantasía de muchas mujeres

Eliécer Santibáñez, más conocido como Fito, tiene 34 años y estudio programación en computación. Fito ya en el año 87 era encargado de la pastoral de la parroquia de San Bernardo, y desde los doce años que participaba activamente en a iglesia.

Eliécer recuerda con emoción la época en que los ideales eran los primero, "En esos tiempo  yo quería entregarme a Dios, soñaba con ser un cura de pueblo y ayudar a las personas, nunca pensé ser obispo o algo por el estilo, yo sólo tenia las ganas de ayudar a las personas, yo siento que muchos de los ideales que tenia me los cambiaron dentro del seminario, me di cuenta que para ellos, lo más importante no son las personas,  si no que la institución de la iglesia católica"

Fito concuerda con Luis en que el seminario es como un casa estudio, donde todo es controlado y que lo más difícil de entender y soportar son los propios compañeros. "Aquí el dicho más papista que el papa, cae al cayo, ya que los alumnos trataban de ser perfectos y apuntaban con el dedo a cualquiera que fuera un poco diferente a los demás, pero el hecho es que la vida dentro del seminario es tan relajada como en cualquier parte, muy poco terminaban los votos de silencio, o cumplían las normas al cien por ciento, yo creo que por eso muy pocos terminan siendo curas, hay años en que entran diez "cabros" al seminario y que ninguno llega a graduarse.

"Yo me salí del seminario cuando las contradicciones eran insoportables, nunca pude entender como la iglesia le pedía a una mujer pobre de población, que siguiera casada con un tipo que le sacaba la cresta todos los días, y la dejaba con ojos morados y cortes en la cara, yo vi un caso así y lo mejor era el divorcio, pero la iglesia no lo aprueba entonces que le dices a la señora, que aguante no más la sacá de chucha"

Otra de las cosas que me apesto, continua Santibáñez, era que todos estaban interesados en la plata, desde los más altos cargos hasta los curas más rascas. En San Bernardo las estatuas están cubiertas de oro y el arzobispo Orozimbo vive como un rey, mientras que mucha gente de la zona sur está en la extrema pobreza, entonces si eres una persona conciente hay cosas que no puedes aceptar ni callar.

Eliécer con voz fuerte afirma que cuando salió del seminario el odiaba a la iglesia y anduvo descarriado un buen tiempo, y que lo más difícil fue decirle a la mamá que ya no seria cura. "Yo tuve muchos problemas en mi casa para que aceptaran mi decisión de ser cura y cuando me salí me daba vergüenza decirlo". Lo bueno de haber sido cura es que muchas mujeres de este país tienen la fantasía de tener sexo con un hombre de Fe, entonces yo usaba esto como "grupo" y todas caían redonditas, al parecer les llama mucho la atención lo del voto de castidad, y como la ropa de uno, cuando esta en el seminario es toda muy uniforme y similar a la de los sacerdotes, yo la usaba por que no tenia ropa de color y no sabia como comprar ropa normal.

Eliacer también reconoce que es un problema para los ex sacerdotes y seminaristas encontrar pega. "Yo tuve suerte por que justo me presente a una pega donde el jefe había sido sacerdote, pero la mayoría termina haciendo clases de religión, lo que es una tontera", por esta razón yo creo que lo mejor es entrar a la iglesia después de los 25 años, cuando la persona ya tenga una visión más general de lo que es la vida, por que como se le puede pedir a alguien que renuncie al sexo cuando ni siquiera sabe lo que es, esta es una de las razones de que a los curas les muestran una pechuga y se vuelven locos, es porque jamás conocieron una"

Se acabaran las piedras

Marcelo tiene 18 años y está pensando seriamente en entrar al seminario para convertirse en cura, en su casa, nadie lo sabe y muy pocos de sus amigos se lo imaginan, él guarda su secreto por que cree que es lo mejor, cuando este realmente decido dará el paso y lo dirá. "Lo que pasa, cuenta Marcelo, es que ahora uno dice cura y lo asocian al tiro con el cura tato, y con los abusos, yo he escuchado muchas veces a tipos de mi edad en los carretes decir que todos los curas son "fletos" y les gustan los cabros chicos, no me avergüenzo pero hay personas con las cuales no se puede conversar.

Hoy en día decir que uno quiere ser cura es mal visto, es como decir quiero ser boxeador, o en el caso de familias conservadoras ser artista. Yo siempre participo en la iglesia y en la comunidad, hacemos misiones y por o general ayudamos a la gente, a mi me gustaría consagrarme a las personas y poder hacer algo concreto por este mundo, pero por momentos dudo que el sacerdocio sea lo más adecuado.

Es difícil imaginarse que Marcelo es un gran jugador de fútbol y de gran técnica, juega muchas pichangas y tiene varias camisetas de equipos del mundo, frente a la posibilidad de dejar de jugar a la pelota, su cara cambia, pero lo acepta. "El camino de Dios es una misión, un destino que esta por sobre todas las cosas, uno debe dejar a la familia, renunciar al sexo, supongo que el fútbol no es tan importante"
Lo más importante es que la persona de Jesús esta presente durante toda la vida de uno, y se siente como una energía especial, a mí me gustaría que esta energía la tuvieran todas las personas, creo que esto es lo que quiere el señor de mí.

 

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